viernes, 18 de noviembre de 2011

Escriba…escriba


“Escriba…escriba”, me dijo Isaías Peña Gutiérrez cuando nos vimos hace unos meses en Bogotá en la cafetería de la Universidad Central.

El milo caliente calmó mi nostalgia y alimentó mi conversación con el maestro como si se tratará de una de las tantas charlas que tuvimos en aquel Taller de Escritores del que participé en el año 2000.  

En aquel entonces recibí sus enseñanzas y las de su valioso escudero, Oscar Godoy, un verdadero alumno aventajado, con la ilusión de sumergirme en el mundo literario, en una ficción sin límites alimentada cada día de manera contradictoria por la realidad. Muchas veces crucé esa puerta que me puso en contacto con hadas y príncipes, con reyes y princesas, con monstruos de carne y hueso o con héroes forjados en el afán de cada día.  

Cuentos Taller de Escritores. 2002
En las páginas de distintos escritores que leímos pasaron muchos personajes,  compartimos sus historias, la carpintería de su obra, yo y mis compañeros intentamos también lo nuestro, escribir y crear personajes, cuentos y narraciones con el deseo oculto o manifiesto de convertirnos en verdaderos escritores.

Algunos han persistido con más voluntad y disciplina que otros en este empeño y el tiempo será el mejor juez de todos. Como lo es para Isaías que durante 30 años ha conducido el Taller de Escritores de la Universidad Central, un hombre incansable que contagia su amor por la literatura y la creación literaria y al que ahora, creo que no es tarde, le doy mi más sincero agradecimiento y felicitaciones en un nuevo y afortunado aniversario de su labor. 



viernes, 30 de septiembre de 2011

La constancia periodística

Hace unos días asistí a la presentación del documental de la televisión de Cataluña(TV3): Tomás Alcoverro, entre el Oriente y el Occidente.  Este hombre de apariencia afable y sonrisa sencilla es, en realidad, un periodista barcelonés entregado a su profesión que, en calidad de corresponsal del periódico La Vanguardia de Barcelona, ha informado durante cerca de 40 años  lo que pasa en el convulsionado mundo del Oriente Medio.

Cortesía TV3
Desde su cuartel general de Beirut, es decir, desde su casa que se adivina amplia y aireada, situada en el sector musulmán de la ciudad, con una gigantesca biblioteca que guarda sus miles de colaboraciones periodísticas, ha escrito algunas de sus crónicas, reportajes y noticias de una realidad difícil y colorida que no le es ajena. 

En una ocasión cayó una bomba en el edificio donde escribía una de sus crónicas, su auto resultó afectado pero él siempre ha seguido adelante. Las masacres, revueltas y conflictos a lo largo del Líbano, Egipto, Siria, Israel o la zona Palestina, entre otros lugares, han puesto a prueba y reforzado su vocación de periodista.

Él sigue allí, desde su trinchera periodística, fiel a su compromiso y con la constancia intacta del que empieza de nuevo cada día, ese es su mejor ejemplo.    

miércoles, 29 de junio de 2011

Los indignados no nacieron en España…

Los indignados no nacieron el 15 de mayo del 2011 en España. Desde hace muchos días, años, siglos quizás, han levantado su voz cuando han podido o rumiado sus rabias bajo las botas o dictados de los infelices que les ha tocado la desgracia de aplastar lo que no huela al opresor de turno.  

La historia es larga en ejemplos y otros mejor que yo sabrán contarlos. Lo cierto es que esa indignación no quiere ni debe pasar más desapercibida y como alguien desheredado de sus derechos reclama en voz alta lo que durante tantos años le ha sido negado.

Ahora tomó cuerpo en España, Grecia, Egipto, Francia, Portugal,  Italia y muchos sitios más, cada uno tiene y ha tenido sus motivos y sus opresores, cada uno sabe hasta dónde o cuándo debe llegar su protesta.

Por eso invito a todos a meditar en la Proclama Definitiva Para Los Indignados del Mundo que mi amigo, el escritor y periodista santandereano Luis Fernando García Núñez me envió.
 
PROCLAMA DEFINITIVA
PARA LOS INDIGNADOS DEL MUNDO

Crece la indignación. Y crecerá. Se extenderán las fronteras de los indignados. Nada los detendrá y sus pedidos, sus exigencias, son irreversibles, son justas, son necesarias. Tardías, pero inapelables. Este es un tribunal único y natural. Un tribunal que nace en las entrañas de los pueblos. Su jurisdicción no tiene tacha, sus juicios son ineludibles.  Está por encima de los primeros ministros, de los viejos monarcas y los jóvenes príncipes, de los jefes de Estado, de los dictadores y de los jueces elegidos en los senos de los parlamentos corrompidos del mundo. Este tribunal de indignados es universal y de esencia divina. Es el dictado de los pueblos que están en las calles, de los que desde hace años recorren el mundo exigiendo probidad, exigiendo decencia, exigiendo vergüenza. Este no es un tribunal de banqueros, ni un tribunal de viejos y taimados políticos. No es un tribunal de los dueños de todo, de los que imponen la miseria, de los que asesinan a los otros, de los que construyen plantas nucleares, de los que contaminan y discriminan, de los organizados. No es el tribunal de los que reprimen, de los que dirigen grandes ejércitos, de los que compran armas y las disparan contra los pueblos. Es el tribunal de los indignados, el tribunal supremo y único. No el tribunal de los farsantes, de los que lloran cuando les conviene. Ahora la indignación concita para que se imponga, con rapidez efectiva, la sanción que merecen estos villanos. Que merecen por gobernar según su parecer, según su infame entender. Y crece la indignación, crece por el mundo árabe, por España, por Italia, por Grecia, por Portugal, por todo América, por el mundo, por la siempre vilipendiada, pero saqueada África, crece y exige a los dueños mentirosos de ahora que se vayan, aquí ya no caben, ya no merecen estar. Los indignados no les creen y no quieren volver a creer. No quieren aplausos, no necesitan apoyo, no los quieren, no los necesitan, deben irse, pronto y en silencio. Los indignados no quieren volver a entrar a los bancos mundiales del hampa internacional, no quieren las inmensas fábricas del dolor y el crimen, ni los fondos monetarios, ni los tratados internacionales que cierran las fronteras. No quieren ver los lujosos y espectaculares clubes, ni las bellas mansiones, ni los palacios donde se reúnen los jefes del mundo a escondidas de los pueblos, ni quieren ver su riqueza mal habida. Los indignados solo exigen dignidad, empleo, tranquilidad, tolerancia, respeto. Los indignados exigen que se abran todas las fronteras, exigen que se eliminen tantos títulos, exigen el imperio del verde, del agua, de la limpieza, de los niños y niñas felices. Que se vayan los que ahora gobiernan porque lo hicieron mal, no cumplieron con las expectativas, no estuvieron a la altura de la visión de estos pueblos. Deben irse como han empezado a hacerlo en Túnez, en Egipto, como lo harán en Libia, en Siria, en Grecia, en Portugal, en España. Los indignados exigen un mundo posible, un mundo justo, un mundo decente. Exigen un mundo posible. Lo exigen ya.

Luis Fernando García Núñez
Sopó, Colombia    


martes, 24 de mayo de 2011

La poesía: un acto de vida

La voz del poeta argentino Juan Gelman se escucha pausada. Es un sonido cálido, ronco, que nace en su pecho y que filtra su garganta con esa modulación argentina que le da un ritmo lento y un sabor particular a cada una de sus palabras, nuevas o conocidas. “Eres mi única palabra, no sé tu nombre…”, dice al recitar uno de sus poemas.

“Escribir poesía es un acto de vida, es mucho más que un acto de escritura”, lo comentó en uno de los momentos que compartió con el público en su paso por Barcelona.  En uno de ellos presentó su último libro El Emperrado Corazón Amora.  En otro encabezó el llamado Banquete de Poesía Latinoamericana, una idea importada de Medellín y donde los comensales compartieron distintos primeros y segundos platos poéticos además del postre elaborado de palabras. 

Uno de los platos poéticos
A un lado de la mesa dispuesta para la cena poética, los asistentes encontraban los libros recomendados en el menú. Cada uno los saboreó y compartió como quiso, con los compañeros de silla o con todo el público en una espontánea lectura poética ante el micrófono del auditorio del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA).  

Allí comprendí mejor el sentido de la poesía como un acto de vida, no sólo por lo que revela y cuenta cada poema sino por esa necesidad de las personas de abrir su alma, de compartir unos  sentimientos e ideas que la poesía, como un filtro sofisticado, se encarga de elevar a su mejor y más bella forma de expresión.

jueves, 20 de enero de 2011

Amores Urbanos

A finales del año pasado asistí en L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, a la presentación del libro de poesía Amores Urbanos de Marta Cecilia Cedeño Pérez.



Unos meses antes había tenido la fortuna de recibir de su autora el libro que he ido leyendo con calma, como creo se debe leer la poesía, de saborear y oler cada una de sus palabras, de vivir esa ciudad de rincones y luces, de periferia y retazos, de cuerpos que se buscan entre el silencio y la complicidad mientras a su alrededor el  mundo bulle con toda intensidad.

Esa fuerza de los instantes, de una mirada que lo abarca todo y al mismo tiempo participa de esos encuentros desbordados de pasión le da una especial dimensión a la ciudad y a quienes viven en ella.


La ciudad de ojos
brumosos    
mira desde abajo
mientras los cuerpos
son fuego breve
carne apretada en la baranda.
(Extracto poema XI)


Ese campo de edificios y antenas, de calles rotas por el ruido o los recuerdos, es testigo y  cómplice, el espacio donde todo es posible.


La ciudad regurgita
rutinas   
conversaciones
sorpresas
lamentos
risas.
Allí se consuman
encuentros
retozos
copulaciones
emergencias
bajo la mudez de los cuerpos
tocados de azar.
(Poema VI)


La pasión de los amantes traspasa las paredes, las calles, los edificios.


Soy amante de ojos abiertos.
Mi encendido cuerpo
se oculta en el muro de tu casa
que a veces se desploma
con los placeres negados.
(Extracto poema VII)


Martha Cecilia construye una y diferentes ciudades de colores y aromas, calles que cuentan su propia historia de amor, seres que se reconocen y aman en cualquier cruce de sus recuerdos.

Así son estos Amores Urbanos, un libro que es un placer de leer en especial cuando se puede degustar, día a día, durante largo tiempo.